martes, 29 de noviembre de 2011

El microscopio de Zico


Hemos vuelto a perder otro partido (y ya van 7 de 13) por los regalos defensivos. Negredo ha hecho lo que ha querido con la zaga zaragocista, y la única respuesta de los nuestros eran las patadas.
 Y el mayor regalo de todos ha sido el de Mateos, dando su patada dentro del área.
 Ya antes les había regalado otro penalti Ponzio con una incomprensible acción sobre Coke que Pérez Lasa no ha querido ver, como luego no ha querido ver un agarrón bestial de Coke sobre Mateos en el área sevillista. Coke se ha hartado de agarrar y de pegar a los blanquillos, como a Juan Carlos en la acción previa a su rigurosa expulsión. 
Que además casi juraría que Pérez Lasa no ha podido ver bien la jugada, porque hay una repetición en la que se ve al cuarto árbitro coger inmediatamente el micro y chivarle al trencilla la acción de Juan Carlos, pero con una cara que pareciera que hubiera visto llevar un cuchillo al joven jugador zaragocista. 
Reacción desmesurada del cuarto árbitro y también de Pérez Lasa, que no ha podido juzgar por sí mismo y se ha fiado del criterio de su auxiliar. 

El orden ofensivo zaragocista solo ha existido a la hora de presionar, ya que a ello se ponían Postiga, Luis García, Lafita y Juan Carlos siempre que el balón rondaba por allí. Sin embargo, a la hora de crear fútbol, las ideas se agotaban al rondar el área de Javi Varas, y han abundado los disparos desde media distancia, con poco peligro real para el portero sevillista. Atrás, lo dicho. 
Esto no lo arregla ni Agapito pidiendo una defensa nueva a los Reyes Magos. Y una de repuesto, por si acaso. Lo mismo con Fernando Meira. Durante la semana se informa acerca de la posibilidad de que Aguirre introduzca cambios en los laterales, por citar un claro ejemplo, y luego a la hora del partido, allí están Juárez y Paredes, inamovibles del once inicial. 
El mexicano ha cometido un claro error en un cruce con Perotti, cuando el sevillista le ha dado la espalda y ha perdido el balón, quedando éste a merced de Juárez, quien no lo ha sabido ver ni ha reaccionado. 
Lanzaro ha acudido a ayudar a su manera, cometiendo falta sobre Perotti, y en ese momento, tras un buen inicio zaragocista, ha dado comienzo un asedio continuo de más de tres minutos sobre la portería de Roberto (penalti no pitado de Ponzio a Coke incluido) que ha significado el único momento de lucidez real del Sevilla en todo el partido, y que ha desembocado en el penalti de Mateos pocos minutos después. Al menos ha visto la quinta amarilla, y no jugará la próxima jornada.

Este Sevilla de Marcelino se movía por el campo como un boxeador sonado, y como él, lo único que ha ofrecido han sido golpes, y levantar los puños enguantados para protegerse del ataque del rival. Es decir, que se han cerrado en defensa y se han acogido al juego sucio cuando les ha hecho falta. 
Ofensivamente han hecho caso omiso a su entrenador, que les pedía toque y circulación del balón. 
Parecía que el esférico les quemara, y solo Negredo y un poco Navas sabían qué hacer con él. No es que el Zaragoza fuera mucho mejor, claro, de ahí el resultado. 
Con el inicio de la segunda parte, cuando se esperaba una salida en tromba tratando de buscar el empate, la imagen que me venía a la cabeza viéndolos correr era la de un grupo de pollos sin cabeza. 
Solo Micael trataba de organizar algo (de ahí que haya sido blanco preferente de las patadas sevillistas), y Juan Carlos de ofrecer soluciones diferentes al tiro de media distancia. 
Al menos su disparo ha sido más cercano y peligroso que los intentados por Postiga, Lafita, Ponzio y Paredes, este último en un caso claro de surrealismo futbolístico y de egoísmo, teniendo a Postiga desmarcado delante de Varas, al filo del descanso.

Es un misterio la aportación de Meira a este equipo, hoy por hoy. 
Ni ataca ni defiende, simplemente está por ahí, cerca del medio, viendo venir y pasar el balón. Literalmente. 
Ha habido una ocasión, un contragolpe del Sevilla, que de haberse movido un par de metros en la salida sevillista, lo hubiera cortado. 
No lo ha hecho, y ha seguido el ataque de los de Marcelino. Como el balón se ha escorado a la banda, han probado a jugar por el medio retrasando el balón. Esta vez ha circulado a un metro y medio, o menos, de Fernando Meira. Y ahí estaba él, espléndidamente colocado para verlo pasar delante de él sin hacer nada para cortarlo. Y se ha quedado tan tranquilo. 
En serio, si hay un decreto por el cual Micael solo puede jugar las segundas partes, prefiero de inicio ahí a Zuculini. Al menos ganará en experiencia. 
Como lo hace Jorge Ortí cada vez que sale. No es que pueda aportar mucho al equipo, dado lo poco que cuenta el equipo con él. Pero en un par de jugadas en las que ha participado ha demostrado su calidad, y que ya no tiene tanto miedo de intentar hacer cosas como se podría esperar en un debutante de 17 años en esta categoría. 
Lástima de una ocasión que Postiga ha desperdiciado con un disparo de esos lejanos e inofensivos, porque se ha posicionado muy bien de cara a portería y sin un marcador encima de él. Si el portugués le hubiera pasado, la ocasión hubiera sido mucho más clara. Muy bien por el canterano.

Como muy bien también por Roberto. Es de mucho mérito parar esos dos últimos balones, cuando el partido llegaba a su fin, tras una segunda parte en la que casi no ha tocado balón, debido a la inoperancia ofensiva sevillista. 
El que le ha sacado a Campaña es de órdago, y casi remata la faena en el último suspiro cuando ha subido a rematar una falta que ha botado Micael sin fortuna, porque como suele ser habitual en estos casos, el portero se queda sin un marcador para él y se suele plantar solo en la línea de remate. 
Por desgracia, aunque el balón no iba mal dirigido, no ha cogido la rosca correcta y se ha cerrado mucho, no pudiendo Roberto llegar a conectar el remate. Si marca, se cae la Romareda, literalmente.

Ahora sí, por fin, estamos en descenso, tras seis jornadas en las que solo se ha conseguido un punto. Aguirre y sus pupilos parecen haberse empeñado en meterse ellos mismos en la boca del lobo. Veremos si tienen lo que hay que tener para salir de allí. 
De entrada, visita a un Granada que está cogiendo confianza y que viene de ganar en la catedral, San Mamés, nada menos. 

Para nosotros, de momento, pintan bastos.

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