lunes, 9 de junio de 2008

No podemos confiarnos






Hoy llega Marcelino a Zaragoza dispuesto a ponerse a trabajar para devolver el equipo a la Primera División. Pasadas varias fechas desde que se hizo oficial su fichaje, se han calmado las primeras reacciones de euforia que prácticamente daban como hecho el ascenso por el mero hecho de haberle contratado, y ahora estamos inmersos en un período de incertidumbre mientras esperamos que la próxima plantilla vaya tomando forma. Quién se quedará, quién se irá y en concepto de qué (cesión o traspaso), y por supuesto, quién vendrá.

Ayer hubo un acontecimiento en el mundillo deportivo dominical que tiene que servirnos como aviso para navegantes. En medio del motociclismo en Montmeló, de la enésima lección de Nadal (por cuarta vez en Roland Garros), de otra carrera de este extraño mundial que la Formula 1 viene disputando en 2008, y del fútbol de máximo nivel con la Eurocopa austro-helvética, en el estadio de Mendizorroza se produjo una noticia de las que nos deben poner alertas ante el próximo año en Segunda División. El ascenso no es algo cantado para nadie, ni siquiera para un equipo recién descendido que cuenta con el mayor poderío de la categoría de plata y cuyo objetivo no es otro que el de ascender a Primera, a la primera.

Me refiero a la Real Sociedad. Ayer visitaba al Alavés, conjunto situado en la zona de descenso a 2ª B (el caballo de Atila debía llamarse Piterman, este hombre arrasa todo lo que toca), y cuando se inició el descuento del final del partido, la situación era inmejorable. Venciendo por 1-2, adelantaba a Málaga, que empataba, y al Sporting, que perdía, situándose en segundo lugar de la clasificación, y dependiendo de sí mismo en la última jornada, que jugará en Anoeta. Juan Manuel Lillo debía estar recordando sus palabras de la semana pasada, en la que, tras empatar en Anoeta y descolgarse un poco de la cabeza, dijo que lo importante no era cómo iba la Liga en ese momento, sino cómo acababa. Que quien reía el último reía mejor, y que él pensaba ser el que riese el último.

Sin duda ayer estaba rebosante de felicidad cuando su equipo ganaba al Alavés (al que ese marcador descendía automáticamente), al tiempo que Málaga empataba y Sporting perdía, lo que sacaba a los asturianos de los puestos de ascenso, tras estar allí arriba tantas semanas. Lógicamente con los nervios del final de partido y las ganas de que el descuento pasara lo antes posible para certificar una tarde redonda, pero ya se veía como el último en reír. Tan solo la insistencia ofensiva del Alavés podía inquietarle, más cuando cinco minutos antes sus pupilos habían perdonado el 1-3 en un mano a mano con el portero local, que pudo sacar dando un respiro a sus compañeros.

La sonrisa se le congeló en el ánimo cuando el Alavés empató el partido en el minuto 92, y se acordó de sus malditas palabras cuando en el 95 el Alavés remontó el partido y anotó el 3-2 definitivo. La afición invadió el césped, el árbitro pitó el final no se sabe si sobre el mismo o ya en los túneles que conducen a los vestuarios, y Lillo se quedó con la sensación de haber trabajado muchísimo para, al final, acabar muriendo justo al llegar a la orilla. El Alavés no sale de la zona de descenso con esta victoria, pero todavía está vivo. La Real Sociedad se queda cuarta en la tabla, a falta de un partido, y a dos puntos de Málaga y Sporting, empatados en la segunda plaza. Ya no depende de sí misma, al Sporting le basta con empatar porque les tiene ganados el gol average, y tienen que esperar que a alguno de los dos, que también juegan en casa, se les ocurra perder.

Ahora yo me planteo que lo que ayer vivió un aficionado cualquiera de la Real Sociedad nos puede pasar perfectamente a nosotros el año que viene, por lo que en todo momento hay que atar bien corto a la euforia que tan fácilmente se suele echar a volar por estas tierras. El hecho de que con una debacle tal como un descenso, al haber fichado a un determinado entrenador, la respuesta de prensa y afición, en general, vaya hacia la total seguridad de que el ascenso ya es un poco más fácil que antes de dicho fichaje, es clara muestra de que esta afición necesita poco para variar su estado de ánimo desde la depresión más absoluta hasta la euforia más desatada. Eso tiene un nombre en psiquiatría, bipolaridad, y es un mal endémico de la grada de la Romareda. Tal vez con el cambio que se ha producido en el tramo final de esta temporada la afición sepa contenerse y no se deje llevar tan fácilmente, aunque eso no es nada sencillo en un ámbito en el que los sentimientos y el corazón priman sobre la razón.

No podemos confiarnos en absoluto, lo de ayer fue clara muestra de ello, y yo veo más cerca la opción de que el ascenso se producirá en junio y no en mayo. Es más, pienso que ascenderemos, pero no sé si ganaremos esa nueva liga re-patrocinada. De todas maneras, a mí me vale subir tercero lo mismo que primero. A mi corazón no sé, pero por mí, estará bien.

1 comentario:

  1. Yo lo estaba viendo en un bar, en una TV el partido y en otra Alonso.
    Habia un grupo de 4 la Real , de cachondeo a partir del 1 a 2, que si ya está hecho, que a ver si mete otro el Castellón, que el alaves se va a 2ª B, y entonces se cumplió el tiempo.
    El arbitro asistente sacó el letrero de 4 minutos, se oyen protestas, que si no se ha perdido tiempo, que si tal que si cual, pero dando el partido por ganado.
    De repente el Alavés hace el empate, miradas de incredulidad, ¿Ha sido gol? ¿Ha valido?, ¿pero que ha pasado?......... La Real Sociedad estaba hundida, sus aficionados también y en el bar seguian sin creerselo, al momento el tercero del alavés, invasión de campo y los 4 aficionados realistas protestando por la invasión, porque no podia acabar así un partido, porque tenian que sacar del centro....pero aún sin creerse lo que estaba pasando.
    Salieron del bar enfadados protestando , maldiciendo su mala suerte y lanzando improperios contra sus jugadores, los del Alavés y el árbitro por haber añadido 4 minutos , además de no dejarles sacar ni de centro.
    Ellos se las prometian muy felices en el minuto 90 y al final , Cego points, y o sin poder demostrar mi alegria ya que quiero que tanto la Real como el Alavés militen en la liga Adelante el próximo año.

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