lunes, 31 de marzo de 2008
La ruleta rusa
El Real Zaragoza está flirteando con el desastre, pero no nos engañemos, lleva haciéndolo toda la temporada. Ahora mismo está inmerso en una cruel partida de ruleta rusa, en la que lleva muchas opciones de perder. Cinco a uno, pero esta vez en contra:
1.- Plantilla mermada. Las lesiones y una pésima planificación, que incluyó la sorprendente decisión de no fichar ningún refuerzo en el mercado de invierno, nos ha traído a las postrimerías de esta Liga con un equipo cogido por alfileres, en el que semana sí y semana también se vuelve la vista hacia la enfermería tratando de forzar la recuperación de los jugadores. Matuzalem o Sergio García son los últimos casos, mientras se sigue esperando a Aimar, aunque sin fe en que su llegada suponga un cambio significativo. Además, ya juegan sin esperanza en sus posibilidades. Son muertos andantes sobre el campo de fútbol.
2.- La mala suerte. No estoy muy de acuerdo con esta bala en contra, pero como es constantemente citada por prensa, club y afición la incluyo en el arma. No creo mucho en la buena o la mala suerte, la suerte es para el que se lo trabaja, y aunque es cierto que puede afectar de uno u otro modo en algún momento puntual no me parece una variable a tener en cuenta a lo largo de toda una temporada. Por mucha efectividad que tengas, si rematas poco marcas poco. Eso es lógica pura, la suerte no pinta nada aquí.
3.- Los arbitrajes. Aunque es verdad que arbitrajes como los de ayer pueden decidir un partido a favor y en contra (y por lo visto en nuestro caso abunda más lo segundo que lo primero) tampoco me creo que los árbitros hayan sido decisivos para situar al Real Zaragoza en su situación actual. Sí puedo creer que de aquí al final de Liga va a haber otro arbitraje tan decisivo por lo menos en una ocasión, debido a la ley no escrita en el fútbol español que dice que si te quejas de los árbitros y eres un grande, te ayudarán, pero si no lo eres, te perjudicarán, y eso es algo que hemos visto antes. Poca ayuda podemos esperar de ellos de aquí a final de Liga, por tanto, y menos con jugadas como la que supuso la expulsión de Juanfran, que dan imagen de equipo duro, muy duro. Eso sí, ganando 0-3 como el Racing al Espanyol no importa mucho si te anulan un gol en la segunda parte.
4.- El efecto gaseosa. El año del descenso el Real Zaragoza tuvo tres entrenadores. Este año ya llevamos cuatro. ¿Por qué pensar que en esta ocasión nos vamos a salvar si en aquélla no lo logramos? Este equipo ha reaccionado a los cambios de entrenador de la misma manera, ganando el primer partido de cada uno de ellos, y luego diluyéndose como un azucarillo. Se han cumplido las peores previsiones de algunos aficionados que temían que la llegada de Manolo Villanova surtiría el mismo efecto que la de Irureta: una victoria y adiós, a esperar el próximo revulsivo. Nunca sabremos si lo mejor hubiera sido aguantar con Víctor Fernández hasta el final, o qué hubiera sido del equipo si Garitano hubiera continuado su labor. Lo que está claro es que este equipo, pasado el efecto gaseosa, se mueve ya por inercia.
5.- Las reclamaciones, al maestro armero. Al final, los principales culpables de la actual situación del equipo tienen que ser, forzosamente, los que lo han llevado hasta allí. Por un lado los jugadores, que cuando se motivan hacen un gran partido y se llevan los tres puntos (es lo que le ha pasado también al Valencia, por lo visto), pero que por lo general se arrastran por los campos de España esperando que por ser quienes son el partido caiga de su lado. Por otra parte, hay que buscar responsabilidades en las altas esferas del club, esos que vendieron que habían construido un equipo para clasificarse la próxima campaña en Champions, y ahora nos vemos al borde del abismo, sujetándonos a una cuerda que se está deshaciendo rápidamente. Claro que también contribuyó a ello la prensa (esa que hoy se rasga las vestiduras por todo lo malo que ha hecho esta directiva desde el pasado mes de junio) que vendió la moto, y la afición que necesitada de ilusión se tragó todo lo que le dijeron en su momento.
De modo que solo queda una recámara vacía, una en la que se centran todas las esperanzas de la afición. Lo malo es que en realidad no está vacía, sino que hasta que el percutor golpee en ella no sabremos si está cargada o no. En esta recámara van los resultados de los partidos que faltan por disputarse. La cuenta es sencilla, el Real Zaragoza se salva igualando lo que haga semana a semana el Recreativo de Huelva, y ganándoles en el partido que les enfrentará en la jornada 33. Pero tal como está el equipo maño, hasta eso se antoja complicado. Nuestra única opción puede volverse fácilmente en contra nuestra. Y eso, jugando a la ruleta rusa con las otras cinco recámaras cargadas, significa la muerte.
Etiquetas:
Opinión
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Contra el Betis jugaremos con Aimar y Matuzalem, nos saldremos y ya pensaremos que estamos salvados..
ResponderEliminarSi no se gana al Betis, será la consumación del desastre.
Con las lesiones es algo con lo que se debe contar , los arbitros para mi si que nos han quitado al menos 7 u 8 puntos .
ResponderEliminarEspero quue la pistola sea una 9 mm Parabellum , aun nos quedaran 4 balas
Saludos Randy
Espero que no, Randy, porque la pistola nos está apuntando a nosotros a la cabeza. Cuantas más recámaras vacías haya, mejor.
ResponderEliminar