Esta mañana preguntaba a mis amigos de RZfans y Caprichos del fútbol si de verdad merecía la pena esto.
Imagino que como todos los zaragocistas, hoy ha sido un día duro, muy duro para todos.Tras la victoria en Cornellá algunos empezamos a creer de nuevo en la salvación, algunos, ilusos de nosotros, creímos que habíamos resucitado, que de nuevo nuestro Real Zaragoza había vuelto a la vida, y nosotros, nuestra ilusión con él.
Pero nada más lejos de la realidad.
Cuando alguien le da un infarto muy fuerte y sale de él, dicen los médicos que las siguientes 48 horas son claves, porque aunque vuelva "a la vida" y parezca recuperado, a veces se repite el infarto y esta vez acaba lo que empezó matando al enfermo.
Hablo por experiencia porque lo he sufrido dos veces... pues nuestro corazón zaragocista ha sufrido lo mismo, dos infartos, el del día del Rayo, que nos dejó muy pero que muy tocados, nos recuperamos en Cornellá, parecía que seguíamos vivos, pero no, de nuevo otro ataque, en este caso el de Rubén Castro, que nos devolvió a la tumba, dejándonos huérfanos del todo... al menos a mi.
Estoy cansado de sufrir, muy cansado. Tengo demasiados problemas en mi vida "real" para añadir al Real Zaragoza como otro problema más.
He decidido que Agapito no va a dirigir mi vida, no voy a tomarme ni un solo minuto en él, seguiré al club que amo, en primera, en segunda, o en la liga laboral, seguiré amándolo con todo mi corazón, ese que un fin de semana tras otro salvo alguna excepción, los resultados se encargan de rompérmelo una vez tras otra, y que yo recojo uno tras otro todos los pedacicos para reconstruir hasta el siguiente golpe.
Seguiré queriendo al Real Zaragoza, aunque desaparezca, como se quiere a un ser querido aunque ya no esté. Porque Agapito, no conseguirá, pese a sus esfuerzos acabar con lo que siento.
Mientras él en su sofá de casa verá como perdemos jugando bien, jugando regular y jugando mal, dándole lo mismo que le piten, que se manifiesten contra él , que nadie le quiera, porque en realidad el Real Zaragoza no le importa , no le importamos nadie, solo él y su bolsillo, pero que sepa una cosa, siempre, y digo siempre, el amor de los zaragocistas estará por encima de todos sus millones de ilusiones robadas.
Y respondo a la pregunta que planteaba en la primera línea : Sí, merece la pena, merece la pena el amor al Real Zaragoza , que nos une a todos los zaragocistas, pese a las derrotas, los sinsabores, las lágrimas, todo merece la pena, porque es el amor lo que lo inspira, y gracias a ello, tu, por ejemplo, estás leyendo estas líneas y estás conociendo lo que yo siento, que por otra parte no será muy diferente a lo que sienten otros zaragocistas.
Seguiré amando al Real Zaragoza, aunque ello me duela, desde aquí, desde Tierra Comanche.
Nunca hay que rendirse aunque mal panorama hay.
ResponderEliminarEl amor a un club, a unos colores, nunca tienen que ir de la mano de idolatrar al presidente. Lógicamente, el amor al Real Zaragoza es independiente de Agapito Iglésias. Este señor debería escuchar (algún día de estos) a la masa social, a los que de verdad aman a este club, a los que de corazón intentan devolver al Real Zaragoza donde se merece, y no donde el Sr. Iglesias nos deja: en Segunda.
Es fácil decir que la solución es que Agapito se vaya, pero es la verdad. ¡Váyase Agapito, váyase!