lunes, 5 de mayo de 2008

Nayim 2.0






Roberto Fabián Ayala. Argentino, de Paraná. 35 años. 115 veces internacional con la albiceleste. 5 ligas obtenidas en tres países diferentes. Una UEFA y una Supercopa de Europa. Oro olímpico en Atenas y Plata en Atlanta. Un gol con el Real Zaragoza. Y qué gol. Puede ser el gol más importante de la década, porque puede servir para mantener al equipo en Primera División. No por sí solo, sino porque la inyección de moral y de fe en las propias posibilidades que ha recibido el equipo es incalculable. Si en los 90 el gol más importante del Real Zaragoza lo marcó Nayim en París, esta década ese honor se lo lleva, de momento este gol de Ayala. Más que el de Galletti en la final de la última Copa del Rey ganada por los blanquillos, más que el de Álvaro frente a Osasuna que certificó la salvación esa misma temporada. Y lo es por su significado.

Tras 93 minutos y 50 segundos de tensión, en los que el Real Zaragoza lo intentó todo y lo falló todo, en los que la nueva versión del SuperDépor hacía su peor partido de toda una segunda vuelta de ensueño, donde solo se salvaban los incombustibles Manuel Pablo (en su segunda juventud) y De Guzmán (multiplicándose, apareció por todos los lados, vaya medio centro de auténticas garantías), y el fichaje invernal Wilhelmsson, el único que durante toda su estancia sobre el césped llevó cierto peligro sobre el área de César, tras todo ese tiempo, decía, se hizo justicia. El partidazo de Zapater (lástima de su baja en Mestalla), la seguridad de Sergio Fernández (luego iré con él), las ganas de Diego Milito (casi se rompe intentando llegar a rematar un balón in extremis, que salió fuera), y por encima de todos ellos, el sublime partido de Sergio García.

Con casi todo el país debatiendo sobre si Raúl debe o no ir a la Eurocopa, Sergio García pasa inadvertido para Luis Aragonés y sus adláteres, por el mero hecho de vestir la zamarra blanquilla. Mientras, entre tres o cinco jugadores valencianistas acudirán a la convocatoria del que llaman "sabio" de Hortaleza, y eso que el club ché solo está un puesto por encima del Real Zaragoza. Y aún no ha acabado la temporada, que todavía pueden acabar peor Villa y compañía. Pero eso no importará, Joaquín será convocado junto a algún otro nombre y Sergio lo verá desde su lugar de vacaciones. Una pena, porque hoy en día no hay un interior diestro mejor que él en toda la liga, pero eso que se pierde la selección. Y eso que Sergio es delantero.

Lo mismo pasa con Zapater. Con un año inédito en el medio centro, desaparecido en ocasiones, es desplazado por Manolo Villanova al lateral derecho. Y Zapater está haciendo los mejores partidos de la temporada. Es el capitán, manda sobre el campo, y vive los partidos con una intensidad similar a la grada. Sergio Fernández ha vuelto por sus mejores fueros, nos está demostrando que lo del año pasado no fue una casualidad o no se debió en exclusiva a Gaby Milito. Junto a Fabián Ayala ha puesto el candado a la defensa blanquilla, desde su regreso hace cuatro jornadas el equipo no ha perdido ningún encuentro, ha ganado dos y empatado los dos de fuera de la Romareda. Ha encajado solo un gol, el obtenido por Riera la semana pasada, para nada achacable a la defensa o al portero. Y el equipo ha respondido marcando cinco goles. Ocho puntos sobre doce posibles.

De los seis equipos implicados en el descenso, es el que lleva mejor racha, y el que va hacia arriba. Ayer fue el único que puntuó, y se deja las cosas totalmente en sus manos para acabar de salir de esta situación. Ahora ya no parece que el Recreativo-Valladolid de la última jornada acabe en un pacto entre ambos contendientes, porque a lo mejor ni eso les sirve para salvarse. Ya lo comentamos aquí la semana pasada, no debían fiarse los equipos que cuentan con 42 puntos, no estaban salvados ni mucho menos. El Getafe debe enfrentarse al Valladolid, éste además al Recre, y el próximo miércoles un Valencia destrozado, al que ya se le ha pasado el efecto Voro, recibe a un Zaragoza pleno de moral tras el partido del sábado. Como se le ocurra ganar al equipo de Villanova, y no empatar como ha venido haciendo últimamente cada vez que visita Mestalla, el polvorín puede estallar en la tierra de las tracas, las mascletás y las fallas.

Pero volvamos al principio de esta crónica. El gol de Ayala, tras casi 94 minutos de partidazo y de ocasiones falladas, tiene la épica de ese gol de Nayim, con los paralelismos necesarios para ser considerado digno sucesor en esta década. Gol en el instante final, cuando el árbitro se preparaba para señalar el término de la contienda. Afición (una vez más, y ya van...) volcadísima con su equipo, sufridora, acogedora. Ese abrazo final simbólico entre platilla y graderío debe marcar el camino para la salvación y para el año que viene. Ya basta de palabras vacías, sueños imposibles, y a ponerse a trabajar para no repetir esto, y el primero debe ser el que está por encima de todos. Y al final, en el instante de la explosión de júbilo más contenida de toda la temporada, tras un partido así, tras un año así, Ayala, ese hombre que vino a suplir un polémico traspaso, ése del que se dijo que venía a retirarse cobrando un sueldazo, ese guerrero curtido en mil y una batallas, la experiencia hecha carne, cuando logró su primer gol, ese hombre duro, lloró. Puedo prometerlo sobre lo que más quiera cada uno, yo lo vi a través de mis propias lágrimas.

1 comentario:

  1. Cada cosa que leo, veo o escucho referente al gol de Ayala del sabado pasado hace que me emocione como ni tan siquiera fui capaz de emocionarme con el gol de Nayim, en aquella ocasion, pese a la grandeza de lo que se consiguio, no teniamos nada que perder y mucho que ganar, ahora, teniamos todo para perder, nuestro futuro y nuestro bagaje de 76 años de Historia.

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