lunes, 3 de diciembre de 2007

Yo me paso a las canicas






Se agotan los calificativos para la trayectoria descendente de este Real Zaragoza, hasta el punto de que a uno le dan ganas de darlo de lado. Será por cosas a las que dedicar ese tiempo: seguir los partidos del CAI Zaragoza, dispuesto a lograrlo en su enésima intentona, que lleva la friolera de siete victorias seguidas. O la del balonmano con el CAI Aragón, que aspira a todo en España y en Europa. Incluso si quiero quedarme con el fútbol, seguir las andanzas de mis vecinos oscenses, que tras la gran temporada del año pasado vuelven con energías renovadas a intentarlo en ésta, siendo capaces de ganar de manera solvente un partido pese a contar con un hombre menos desde mediados de la primera parte. Hasta puedo dedicarme a seguir los desvelos de la prensa mundial por el porvenir incierto de Fernando Alonso, esperando que no se quede compuesto y sin monoplaza por tardar tanto en deshojar la margarita. Hay quien dice ya que al menos en McLaren tenía un volante asegurado. O mi último recurso, regresar a mis años más mozos, rescatar del fondo del arcón el saquito con las canicas obtenidas a lo largo de centenares de partidas en el recreo de mi colegio, buscar un agujerito en el suelo, y a jugar, cual Sergio García (el otro, el de la gorrita y el palo de golf).

No me voy a extender mucho más hablando del Real Zaragoza, no hoy, al menos. No merece que perdamos ni un minuto de nuestro tiempo, el mío escribiendo y el vuestro leyendo. Dejarse ganar un partido por un equipo en zona de descenso después de haberse adelantado en el marcador lo dice todo. En la previa se hablaba de que, dependiendo del resultado, el partido ante el Espanyol supondría un ultimátum para Víctor Fernández. Yo ya no me creo nada, oiga, salvo a esos agoreros que han nombrado en ocasiones el descenso. Con esta media, empates en casa y derrotas fuera, de cabeza al infierno. Que tal vez esto no sea cierto, pero ya es hora de que el cuerpo técnico y la plantilla despierten de este sueño en el que están sumidos (pesadilla para la afición, no obstante), y le pongan remedio a esta grave situación. Y si el entrenador no es capaz de arreglarlo (para mí, de nuevo alineación equivocada y cambios mal realizados, pero solo es mi humilde opinión), tendrá que dejar su sitio a otro, o habrá que forzarle a hacerlo. No busquéis el "Leer más", hoy acabo aquí, me voy a por las canicas y a rememorar viejos tiempos. Guá.

2 comentarios:

  1. y cual es la solución ? Echar a Víctor ? Contratar nuevos jugadores? Cambiar el sistema ? Seguir insistiendo en lo mismo ?

    Espero que reaccionen de una vez. La afición se cansa de esperar. Lo entiendo perfectamente.

    un abrazo.

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  2. pues mira , yo era un fenomeno jugando a el gua y a las chapas , un dia de estos hechamos unas partidas
    Saludos

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