Como una patada en los cojones.

Como una patada en los cojones debió sentir Toni Doblas cuando, con la llegada de Roberto, le dijeron extraoficialmente que es él quien debe abandonar el club.

Como una patada en los cojones debió sentir Alex Sanchez cuando se ven con tres porteros en el primer equipo haciéndose imposible entrar en convocatoria alguna y teniendo que buscar una salida del filial en busca de minutos.

Como una patada en los cojones debió sentir Alex Sanchez, el delantero, cuando primer y segundo equipo andan escasos de efectivos para primera y segunda B y él ha salido libre del club.

Como una patada en los cojones debió sentir Kevin cuando lo han bajado al filial nuevamente.

Como una patada en los cojones debió sentir Goni cuando le dijeron que no contaban con él y se buscó las alubias por Cartagena.

Como una patada en los cojones debe estar sintiendo Laguardia cuando le están poniendo un nuevo contrato para que vuelva al filial.

Como una patada en los cojones debe estar sintiendo Ramiro Mayor cuando ve que subir al primer equipo es ya imposible para él y encima, este año, le han quitado la capitanía del filial. Forma sibilina de decile: "búscate equipo"

Como una patada en los cojones deben estar sintiendo los jugadores que no cobraron la temporada pasada y se habla de 9 millones por Almeida, 8'6 de Roberto, por mucho fondo de inversión que sea.

Como una patada en los cojones debe estar sintiendo Aguirre cada vez que se caldean los ánimos en el vestuario por la última decisión de Agapito.

Como una patada en los cojones hemos sentido los que nos creimos las palabras de Agapito diciendo que a partir de ahora la cantera tendría más importancia y recursos.

Como una patada en los cojones estamos sintiendo los aficionados que esperamos un nueve y solo nos traen defensas y más defensas.

Como una patada en los cojones estamos sintiendo los aficionados que un año más, se antoja una temporada complicada siendo benévolos.

Como una patada en los cojones estamos sintiendo cuando LFP y AFE clama por sus derechos y nadie clama por los derechos del abonado.

Y como una patada en los cojones siento yo cada vez que un merengón o cule disfrazado de falso zaragocista resentido me dice que somos la vergüenza de España, que ningún chaval vale de la cantera, que la huelga es culpa nuestra.. ¡HIPÓCRITAS!